martes, 14 de febrero de 2017

Vida y Muerte

En la clase de hoy, lunes 3 de febrero de 2017, me ha ocurrido algo muy singular. Podríamos denominarlo casualidad, el destino, coincidencia o que le doy demasiadas vueltas a las cosas (una Sincronía, gracias Pilar).

Hoy, de camino a clase, mientras conducía he adelantado a un coche fúnebre, reconozco que soy bastante supersticioso para estas cosas, pero por suerte mantuve la calma (no os asustéis). Hasta aquí todo normal, a todos nos ha pasado. Lo curioso es que a medida que iba avanzando la clase,  los temas que se trataban estaban relacionados con el disfrute de la vida, la muerte o el mal.


No sé por qué, en la actividad que hemos hecho hoy relacionada con el pelo, he elegido como icono que me representaba a Darth Vader (el malo malísimo de Star Wars). Después hemos hablado sobre que da la verdadera felicidad en la vida y finalmente se nos han planteado una serie de cuestiones para reflexionar como: ¿Quién vendría a mi entierro y que dirían de mí? ¿Qué pienso de mí estando muerto? ¿Qué no podría soportar que pasara antes de que me muriese? ¿De qué me arrepentiría de haber hecho o no si me fuese a morir mañana? ¿Qué es verdaderamente importante y qué no?

No sé si será por el clima que está nublado, lluvioso y gris (otra coincidencia más) que anima a hablar de estas cosas de las que normalmente no hablamos, yo creo que por miedo a afrontar la realidad de que quizás, en el fondo sentimos que no estamos aprovechando al máximo nuestra corta y efímera existencia, y nos da pavor asumir que lo más seguro es que el día que nos muramos, nos arrepentiremos de demasiadas cosas que nos hemos dejado por hacer. Es duro afrontar la realidad, por eso la ocultamos, pero la muerte es tan real y está tan presente como la vida, una no existiría sin la otra, por eso debemos ser conscientes de su presencia en nuestro día a día.

Dándole vueltas al tema de la muerte, es evidente que la sensación de adrenalina que siente alguien cuando monta en una montaña rusa o se tira en paracaídas, es adictiva. Todas las acciones en las que el fallo de un elemento conlleven la muerte, disparan nuestros sentidos haciéndonos sentir vivos. Es paradójico que el miedo a morir nos haga sentir esa vida que deberíamos tener presente en todo momento, pero que no apreciamos salvo cuando podemos perderla. Por eso digo que si tuviéramos presente que cada segundo puede ser el último, quizás fuésemos más felices, no le daríamos tantísimas vueltas a temas sin importancia y viviríamos en el presente, justo como pasa cuando estas sentado en una silla a no sé cuántos kilómetros por hora dando vueltas como un loco o cayendo al vacío desde un avión.


 Adrián Erriquez Gistau

1 comentario:

  1. Gracias Adrián por tu reflexión, lo que te pasó el lunes fue una sincronía, lo mencionamos en clase y volveremos sobre ello. Una coincidencia significativa que demuestra que lo inconsciente es constante y nos alerta de los temas importantes en el presente eterno que habita lo inconsciente, un lugar verdaderamente sin tiempo. Gracias por recordar que lo importante es vivir ahora

    ResponderEliminar