Hace tiempo que llevo pensando en escribir sobre
esto y después de las construcciones de ayer en clase con la plastilina he
pensado que era el mejor momento.
En otra entrada ya hablé sobre Joaquín y
Gabriel, dos niños de 5 y 8 años de los que cuido de vez en cuando.
Su juego favorito es construir lego, y no
cualquier cosa. Llegan a realizar verdaderas obras de arte. Me parece asombrosa
la concentración que puede llegar a tener un niño tan pequeño (puesto que
empezaron con esto cuando tenían 4 y 6 años). Su afán es crear una gran construcción
para una batalla que tienen pensada en la que no siempre ganan los buenos.
Como dice Joaquín: - Claro. La guerra es mejor
que la ganen lo buenos, pero los malos también tienen muchos droides y armas
súper potentes.
Toda su pasión gira entorno a la saga de Star
Wars. Muchas veces las representaciones que se viven en su pequeña habitación son
fragmentos literales de alguna de las películas, ya que se las saben al
dedillo, las SIETE películas.
Ayer mientras hacíamos construcciones con la
plastilina, aunque soy un poco mala para estas cosas, llegué a comprender por
qué les gustaba tanto construir. Me sentí a gusto “fabricando” con la
plastilina mientas compartía con mis compañer@s un buen rato escuchando música
de fondo. Me pareció relajante y me ayudó a desconectar de los días malos por
los que estaba pasando.
Dejo algunas fotos de las construcciones y
destrucciones de Joaquín y Gabriel.
Elena Alonso Pino
Gracias Elena por comentar sobre las construcciones de tus chicos, es interesante, efectivamente se trata de entrar en ese espacio de la imaginación y del dejar fluir, el juego simbólico, los niños saben hacerlo bien, son maestros. Espero que esos días malos pasen pronto
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